
"Un día de enero llegó a mi oficina un e-mail del Principado de Mónaco en el que se nos hacía partícipes de un proyecto inaudito: habían pensado que el tema (estético y cultural, el leitmotiv que daría contenido ornamental y musical) del tradicional "Baile de la Rosa" sería la Movida Madrileña. Como Presunto Emperador de dicha movida, consultaban mi opinión al respecto y si podría colaborar mínimamente en la preparación del evento. Lo primero que sentí fue una sensación de absurdo, y lo segundo que la idea me resultaba enormemente halagadora. A pesar de estar superocupado tardé unos minutos en decirle a Bárbara Peiró, mi Jefa de Relaciones con El Mundo Exterior, que confirmara nuestra presencia y una colaboración limitada en la preparación del acontecimiento. Decidí encargarme de la invitación para darle autenticidad a algo que no lo necesita (una fiesta benéfica en Montecarlo es una fiesta benéfica en Montecarlo, la autenticidad se la dan la asistencia de las princesas, sus hijos legítimos, el príncipe y su novia).El Baile de la Rosa tiene su propia identidad, pero si este año han decidido inspirarlo en la Movida Madrileña, y ya que voy a estar presente, me he encargado de la invitación y de sugerir que la parte musical más importante corra a cargo de Fangoria. Más Movida, imposible, Fangoria adornados por la compañía siempre chispeante de las Nancys Rubias. Del diseño de la invitación se hizo cargo Juan Gatti, él también hizo la foto. No hubo que darle ninguna indicación. Juan Gatti es el espíritu vivo del diseño gráfico de los 80 (y el de las tres décadas siguientes, hasta hoy).Aquí muestro algunas fotos del making of de la foto de la invitación (hoy día todo tiene su making of, su documento gráfico. No se sabe lo que puede interesar dentro de 20 años en e-Bay. Es el signo de los nuevos tiempos. Todo el mundo tiene su propia línea de ropa, su perfume y sus millones de fotos. Puedes estar muriéndote de hambre, que tu carrera esté en franco declive, pero diseñar ropa, tener tu propio perfume y disponer de un generoso banco de fotos "sobre ti mismo" equivale en la actualidad a saber las cuatro reglas, en los años cincuenta).PROBLEMAS DE IMAGENBibiana Fernández llegó atacada a la sesión de fotos. A partir de ahora la llamaré Libiana Fernández (incluso "Liviana Vital" como una marca de agua con rico sabor a limón), por su extrema delgadez de la que cruelmente hace gala ante Alaska y un servidor, esclavos de la dieta de por vida. Libiana llegó atacada porque además del ansia que le provoca (aunque ella lo niegue) no haber comido más de 200 gramos de pechuga de pavo en las últimas semanas , no se había sentido segura del "modelo" para hacerse la foto, hasta media hora antes de llegar al estudio. Un Dior con generosa falda de volantes en cascada, color carne-rosa-pálido, la salvó de la tragedia.Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, pasan la mitad de su vida sobre un escenario, por lo que actitud y modelos no les faltan. Yo era el único huérfano, en cuanto al look adecuado. Había que dar una imagen "movideña" y yo ya no tengo cuerpo para volver a la bata de guata, las medias de rejilla y el plataformón. No tengo prejuicios al respecto, pero hace años que no dispongo del físico que ampare un look más o menos "movideño". He pasado de los cincuenta y hace tiempo que me retiré de escenarios, pasarelas y cuartos traseros de los bares. Algo dentro de mí me impide vestirme de mamarracha, como cuando actuaba con Fabio a principio de los 80. Y no es que me falte desparpajo. Para nada. Pero los años no han pasado en balde, quiero decir que yo soy de los que se dan por aludidos por el paso del tiempo. Estos últimos 25 años me han convertido en un caballero, a mi pesar. No he podido evitarlo. Pedí disculpas a mis compañeros de foto por lo convencional de mi atuendo (un siempre resultón tuxedo de Armani), para mi tranquilidad Alaska apoyó mi elección. Después de los 50, me dijo, o te conviertes en un señor o en un "cuadro" Y si lo dice Alaska tiene razón, en estas cuestiones ella lleva 35 años teniendo razón."
Nota: A quien pueda interesarle Pedro Almodóvar tiene su propio blog, del cual he cojido "prestado" el texto anterior. ¡las cosas de internet! supongo que él ya lo sabe. Blog Almodovar: http://www.pedroalmodovar.es/default.asp
Me llamó la atención, al entrar al blog de Almodóvar, el cd que recomienda así que puesto a indagar por estos lares les pongo la carátula de dicho cd asi como un comentario de otro bloggero.

"Apunten el primer disco realmente imprescindible de 2008. Chan Marshall se puso el mono de trabajo durante el año pasado para adaptar varias de sus canciones favoritas a su estilo. Y, como ya hizo en The Covers Records, lo que nos devuelve bajo el nombre de Cat Power es una hermosísima manera de demostrar su amor por la música, de buscarle nuevas vueltas, de no quedarse parada y, sobre todo, de dar al oyente emoción. Algo que muchas veces falta, entre discos de impecable factura pero de nulo poder evocador.
En Jukebox hay mil y una razones para sentir ese escalofrío genial que dejan las buenas canciones. Hay mil y unas razones para partirte el alma. Para quedarte con cara de tonto. Para soltar la lagrimilla. Ni siquiera le pesa ese tono solemne con el que ahora afronta Marshall sus canciones.
Confieso que, cuando descubrí que Cat Power había dejando de desnudar tanto su música, me pareció una de las mejores noticias. Y si The Greatest fue un gran disco soul, Jukebox es un disco clásico en el mejor sentido de la palabra. Eso sí, si esperáis que Cat Power os cante las canciones tal y como son, ya os podéis olvidar por completo de él.
Marshall empieza el disco desmenuzando el New York que hizo famoso Sinatra y, a partir de ahí, el oyente ya sabe a qué atenerse. pese a ser un disco de versiones, ninguna de ellas se parece a la original. Y eso, que de por sí ya es un mérito en estos tiempos, no valdría de nada si todo se quedase en la epidermis. Pero qué va: en Jukebox Cat Power rasca hasta tocar el hueso.
Aunque a veces se le ve demasiado contenida (¿por qué en Lost Someone no deja que la canción siga sonando y sonando hasta que sus cuerdas vocales digan basta?), la sensación general es de que para Cat Power éste no es un mero disco de transición o de relleno, sino una obra propia, cuidada y mimada, que vuela alto y que tiene una edición deluxe que sí se merece ese calificativo (sólo la espléndida relectura del Breathless de Nick Cave podría levantar cualquier mal disco).
Tiene hasta la osadía de reinterpretar una de sus canciones, Metal Heart, para su nuevo disco. El resultado, con esas guitarras a lo Neil Young, es auténticamente brutal. A mí, al menos, me tiene hechizado. Las notas promocionales, habitualmente tan dadas a las hipérboles, tienen en este caso razón: “La música de Marshall parece alzarse de la nada, envolver la habitación y luego desaparecer; el oyente sabe que algo le ha golpeado, pero no sabe qué”. ¿Será la emoción?, me pregunto yo. Chan, Sing a song for me. Todos a hacerse con él."
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